jueves, 8 de octubre de 2015

El Che 48 años después






Por Eduardo Piñate R.

El 8 de octubre se van a conmemorar 48 años del asesinato del Comandante Ernesto Che Guevara, el guerrillero heroico, como lo bautizó el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro y lo asumieron los pueblos del mundo.

El 7 de octubre de 1967 el Che y su columna guerrillera traban combate en la quebrada del Yuro, en la selva boliviana, contra unidades Rangers del ejército boliviano, entrenadas y dirigidas por las fuerzas militares de EEUU. Herido en un pie e inutilizada su ametralladora por un disparo, es capturado vivo y trasladado a la escuelita del poblado de la Higuera donde es ejecutado al día siguiente por órdenes directas de los jefes de la CIA.

La decisión de asesinar al Che se toma para impedir que se desatara una ola de protestas mundiales solicitando su libertad si lo dejaban vivo, tal como había pasado con Angela Davis, George Jackson y otros militantes revolucionarios en los EEUU. Pero se equivocaron, tras su asesinato la figura del Che, que ya era grande por su labor como dirigente de la Revolución Cubana, se agigantó y se transformó en un ícono de las luchas populares en el mundo, sobre todo de la juventud y los trabajadores.

¿Cómo pudo ser posible eso?, ¿cómo es posible que 48 años después de su asesinato el Che esté –hoy día junto a nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez- en las manifestaciones, en las huelgas, en las luchas, en las pancartas y afiches de los trabajadores, indígenas, jóvenes, mujeres, campesinos, ambientalistas y defensores de los derechos humanos que en todo el mundo se levantan contra el capitalismo, el imperialismo y sus secuelas?

Es posible porque el Che no sólo fue un jefe militar brillante, audaz, casi temerario –como lo describió Fidel-, no sólo fue un político y un diplomático de excepcionales condiciones. El Che fue un gran revolucionario; como Martí, como Bolívar, como Chávez, como Fidel y muchos otros y otras; porque hasta el día de su muerte fue coherente en pensamiento, palabra y acción; virtud y condición que distingue a los verdaderos revolucionarios de los oportunistas.

Caracas, 4 de octubre de 2015

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